jueves, 11 de noviembre de 2010

PIDO EL VOTO PARA LAPORTA

Quiero aprovechar el lugar privilegiado que me otorga esta atalaya para pedir el voto, desde el convencimiento más absoluto, para don Joan Laporta.
Está demostrando ser el único político con los pies en la tierra. Cercano a las inquietudes y preocupaciones del ciudadano catalán. Que comparte sus aficiones. El único que aúna modernismo, sensibilidad y tradición a la hora de elegir apoyos para su candidatura.

Si dudais de lo que digo, mirad el video de presentación del último fichaje del expresidente del "Més que un Club".


http://www.marca.com/blogs/fuera-de-juego/2010/11/10/joan-laporta-ficha-personalmente-a-una.html

martes, 31 de agosto de 2010

Proyecto en curso. Trama 3. Capítulo X. Escena X. Borrador 1

En la almazara de los Clavijo cinco pequeños escuálidos forman ante la boca de un trujal. Secan con las mangas renegridas el sudor de sus cabezas rapadas. Un hombre fuerte sostiene la soga. Apoya con firmeza un pie en el saliente de la tapa, se encorva y tira. Sale un niño pálido y desmadejado. De inmediato el primero de la fila se anuda la cintura, coge el estropajo y es bajado al infierno, donde frota las paredes con prisa hasta percibir que el desmayo es inminente. Entonces agita la soga y es izado. Dos o tres minutos, es un chico fuerte, soporta bien el calor asesino. Una vez fuera el compañero anterior, ya recuperado, le ayuda a tumbarse y le arroja el agua de un cubo sobre la cabeza. En unos segundos pasa el mareo y el chico prepara el cubo para el siguiente, que ya trabaja dentro, mientras el que le asistió pasa a ocupar el último puesto de la fila.
¡No veo, no veo, mierda, no puedo ver nada!
El hombre se asoma y comprueba que las velas siguen encendidas. Asustado agarra con una mano el cuello del que espera su turno. Mano enorme, áspera. Que dónde ha estado metido ese, que te voy a tener dentro un cuarto de hora, que no me cuentes historias, o me lo dices o no lo saco hasta que reviente. Comienza la soga a agitarse en la otra mano, igualmente callosa, del hombre que no cede. Siguen los tirones, desesperados, está intentando trepar. Los gritos cada vez más ahogados. Que va a ser por el calor, seguro, que es la primera vez que entra, que antes estaba en la criba pero hoy nos faltaba un refuerzo. El hombre suelta la soga y mira desafiante al interrogado. Tú verás. Se rinde. Lo suelta de corrido. Que salió fuera, a las Peñas de Castro, a por espárragos, que lo subas, por Dios.
¡Joder! ¡Llamad a don Francisco! ¡Rápido!
Y el molinero que está cerca se apura hasta el despacho, desde el que ya llega Francisco Clavijo, enfadado, apretando el bigotito con una pinza de sus dedos. Que no son formas, que a él prisa no le mete ni su santa madre. El hombre se quita la gorra y humilla la cabeza. Que es por el de dentro, que dice que no ve y éste, señala al compañero tembloroso, asegura que salió de la ciudad para coger espárragos. No sale un ruido del trujal. Clavijo se asoma y lo ve desmayado en el fondo. Que si vio a algún infectado, que no me vengas con tonterías que te suelto a los perros. Y el chico que no, que no se encontró con nadie, y que es verdad, que es por el hambre, que las gachas del hospicio no dan para limpiar trujales. Cómo coño sale un mierda de éstos, de qué nos sirve la muralla, de qué los vigías. Confiesa ya sin reserva. Que arriba de los Escuderos hay un ángulo muerto que el vigilante de la puerta de la Alcantarilla no puede controlar, que le ayudamos a subir y a cambio nos dejaba comer algo de lo que apañase, que para la vuelta dejamos preparada una cuerda. Clavijo se retira resoplando en busca de sus guardas. Que me saquen a esos cinco de la ciudad, que los metan en un Land Rover y que procuren no tocarlos, que ya hablaré yo con Lascano ¿Y el de dentro? A ese le echan la soga encima. Y sellen el trujal.

miércoles, 11 de agosto de 2010

DABALE ARROZ A LA ZORRA EL ABAD

-Y dale! ¿Ya estás metiéndote con la Iglesia? ¿ya estás como siempre? La Iglesia ha sido la que, históricamente, más ha ayudado a los pobres
-¿Porqué lo dices?
-Porque te veo venir, siempre andáis con que la Iglesia no da arroz al que realmente lo necesita sino a quien ellos quieren.
-Cierto, y lógico por otra parte ¿no?
-Claro, pero además ocurre que vosotros nunca hacéis nada para darle de comer a los vuestros. Parece como si lo que prefirieseis fuera simplemente que no se diera de comer a nadie si no es a los vuestros.
-Como el perro del hortelano. Tienes razón. Todos tenemos nuestros “damnificados”, nuestras víctimas, y a las de los demás que les den por culo.
-Ya, pero a nosotros siempre nos exigís que repartamos lo nuestro en lugar de hacerlo vosotros.
-Te equivocas; si nos dejaseis, nos encantaría repartir lo vuestro
-¿Y porqué no empezáis vosotros mismos? También tenéis mucho más que la mayoría
-Ya pero lo lógico es que repartan antes los que más tienen.
-¡Ea! ¿y porqué será que cuando uno habla de repartir siempre mira para arriba y no para abajo?
- Hombre, admitamos que sin cierto grado de acumulación de riqueza no es posible el desarrollo. Sin propiedad privada no hay incentivo para la producción, solamente para la supervivencia.
-Si eso fuera cierto, no sería posible afirmar que el hecho de que unos pocos tengan más sea la causa de que a otros muchos les quede menos
-Y es más, tendríamos que admitir también que gracias a esa acumulación se consigue el poder. Y que una vez allí, en el poder, lo lógico es gobernar y mandar para no perderlo, ni el económico ni el político. Todos lo han hecho y lo harán.
-Cierto, y lógico, sin duda.
-Entonces estamos de acuerdo en que lo que está ocurriendo es lo normal. No puede ser de otra manera, y seguramente ni siquiera sea deseable que lo sea. No al menos sustancialmente.
-Además las zorras no comen arroz.
-En cualquier caso, yo no iba por ahí. No pretendía hablar de las zorras que no comen arroz.
-Ya estamos otra vez. Os agarráis a un clavo ardiendo con tal de atacar a la Iglesia. Un pecador no hace pecadora a la Institución. La Iglesia está formada por hombres, con sus propias debilidades y tentaciones. El hecho de que un cura haya acudido a la prostitución para aliviar sus instintos no hace que toda la Iglesia sea así.
-No, si yo de lo que quería hablar era sobre la curiosidad lingüística de una frase, si me permites, "capicúa", o sea del palíndromo con que todo comienza.
-Ah! Hostia, es verdad, tanta “lógica” me ha despistado.
-No blasfemes, por favor.

viernes, 18 de junio de 2010

Los sindicatos y el sistema

Me vais a permitir que haga esta entrada para simplemente mandaros a un artículo de Antonio Álvarez Solis al respecto del papel de los sindicatos en esta crisis que nos acosa.
http://www.gara.net/paperezkoa/20100617/205356/es/UGT/CCOO/y/el/hermoso/verbo/trastejar/

martes, 16 de febrero de 2010

El escondite

Aún recuerdo con una sonrisa aquellos días en la villa de verano de las marquesas. Una rubia y la otra morena, las llamaban Lady Zipi y Lady Zape. Disfrutaban celebrando fiestas de varios días en su casa durante el suave estío de la campiña inglesa.

Sin duda alguna la estrella de los juegos era el escondite. Valía todo, cualquier lugar dentro de la finca o la casa era admitido, cualquiera: Lord Pedding y su amigo francés Messieu Pourreaou acostumbraban a hacerlo en la cava, así amenizaban las largas esperas dando cuenta de unas suculentas chacinas ahumadas que las marquesas recibían de la Toscana e incluso de algún delicioso y aromático borgoña para aquellas ocasiones en que el buscador fuera novato (“cascarón” para los veteranos). Refugiados en su escondite tras las barricas de treinta arrobas de Oloroso jerezano a las que tenían prohibido el acceso salvo autorización expresa de las marquesas (en otra ocasión les hablaré del origen de tal prohibición), sabían que la búsqueda demoraría varias horas pues aquel sitio no se descubriría con el simple y rápido vistazo del acomplejado cascarón.

Lord Wolting era de otra pasta, su querencia era la de esconderse en el armario de la ama de llaves, una voluminosa holandesa que guardaba allí sus descomunales sostenes, corsés y calzones. La excusa del juego servía a Lord Wolting para cubrirse la cara con la enorme copa de alguno de aquellos sostenes, preferiblemente usado, y refugiarse en el olor del recuerdo de los días de niñez en que aún le dejaban sestear abrigado en las enormes tetas de la criada antes de que su padre, alertado por las sonrosadas mejillas de ella, descubriera que los once años de su hijo lo empezaban a alejar de la niñez y le prohibiera de por vida todo contacto físico con el servicio. “Una cuestión de respeto, hijo mío. Si no guardas las distancias, poco a poco tomarán confianza y terminarás siendo tú el pelafustán que trabaja para ellos”

Las tardes de juego eran maravillosas, y la ausencia de reglas era una fuente inagotable de nuevos e insospechados escondites, como el de Madame Grabuie, quien tomó prestado el traje de una sirvienta y estuvo entre nosotros todo el tiempo, en la pérgola, solícita, sirviéndonos con la mayor diligencia los aperitivos de vermouth, Jerez u Oporto mientras escuchaba los comentarios de todo tipo que sobre ella se vertían aprovechando su supuesta ausencia. Solamente, y para sonrojo de más de una lengua afilada, se descubrió a sí misma a última hora, al finalizar el juego, que como siempre se producía a la hora de la cena cuando el servicio recorría todas las habitaciones la casa y todos los rincones de la finca tocando la campanilla.
Los jugadores sabían que al oír aquel sonido debían abandonar inmediatamente sus escondites y acercarse a la pérgola del jardín bajo pena de ser expulsados de la casa sin posibilidad de readmisión. Lady Zipi hacía mucho hincapié en ello al explicar las reglas del juego a los nuevos cascarones. “¡Para toda la vida!”, decía, “Nunca más”. “Sécula, Seculorum” sentenciaba Lady Zape con su más rigurosa mirada de mando fija en el instruido. Querían a toda costa evitar la repetición del caso del Conde Burring, quien desapareció y no pudo ser encontrado hasta años después cuando las Marquesas decidieron recuperar el pozo seco. La sorpresa fue mayúscula al comprobar que el Conde, tras asegurarse de la rigidez del arco de hierro andaluz que una de las marquesas había hecho traer tras su última primavera en Sevilla, debió de trabar el cubo de madera en la polea y descender sigilosamente por la cuerda hasta la base del pozo, dispuesto, aquella vez sí, a ganar él el juego.
Hubo gritos y desmayos al sacar el esqueleto del Conde con su fular de seda italiano aún abrazándole el cuello. Las malas lenguas dicen que si hubiera sido seda auténtica, no habría resistido de aquella manera el paso del tiempo. Los más vieron sarcástica la desnuda, imperturbable y descarada sonrisa de la calavera. Los que lo conocíamos a fondo, sabíamos que había muerto ya con ella dibujada ¡Nunca habría un ganador como él!

lunes, 26 de octubre de 2009

La Búsqueda

Es muy temprano y los primeros rayos de sol no calientan, pero alegran. La ciudad quedó atrás y la sucesión de pueblos pequeños, ríos y valles nos sitúan ante aquella montaña con pretensiones de faraónica muralla. Al otro lado nos espera La Meseta.

Serpenteando hacia la cima no podemos dejar de mirar el termómetro del coche; cada 100 metros de desnivel, un grado menos. Las heladas curvas blancas nos llevan hasta un imponente muro de piedra que anticipa el final del puerto. Para culminarlo sólo ha quedado una solución: atravesar el muro. Un túnel de 150 metros nos transporta a un paisaje lunar, no como el que se ve en las imágenes de la NASA, sino como ése que vimos de chicos en una noche de luna llena.
Las colinas suaves relucen con un manto de pedrería blanca. Los tristes y deshojados árboles de invierno se han convertido en plumeros de cristal.

Hemos llegado al último pueblo, siete casas de piedra gris helado. Siete casas: centro histórico, comercial, suburbio y arrabales de la mínima ciudad. Siete casas congeladas formando una plaza alrededor de la fuente congelada y su abrevadero de piedra. Entre dos de las casas sale un carril de tierra flanqueado por campos de cereales en pleno descanso invernal.
Tras dos kilómetros de carril es hora de caminar. Fuera del coche el frío es intenso, la noche muere poco a poco entre fantasmas.


Gigante, el sol asegura ser el rey mientras la niebla pelea por retrasar su muerte






En el camino hacia el pinar, el paisaje se nos va acercando, Incitándonos a disfrutar de las joyas esculpidas en la fría noche. Enseñándonos a afinar la vista y a centrarnos detalles.
Así, cuando lleguemos al oscuro pinar, no nos olvidaremos de que ella es caprichosa. Que sólo existe para quien sabe ver un bosque dentro de otro, para quien sabe que debajo del sol gigante hay un bosque enorme, con pinos altísimos que dan sombra a arbustos fabulosos que cobijan vastas praderas de musgo con mil seres al abrigo de la alfombra verde.


Es hora de empezar a buscarla. A Ella le gusta camuflarse y confundirse entre los demás habitantes de las praderas y detecta a los necios y los impacientes. Ella lleva demasiado tiempo esperando como para entregarse a alguien que no comparta su sensibilidad. Ella sólo sale cuando el momento es perfecto, le va la vida en ello. Tan sólo unos días para nacer y morir.

A veces, sólo a veces, se muestra esbelta, desvergonzada, exhibiendo su alegre colorido hasta entonces reservado a los demás compañeros de vida “inframusgo”

Sí, todo era por ti. He venido para llevarte conmigo, He venido a pasar frío, a que se me congelen los dedos y machacarme las rodillas; por tu porte y tu sombrero de trompeta, por tu sabor a mantequilla y tu intenso, muy intenso aroma a musgo y a pinocha. Aroma que seguramente, por intenso, consegirá que nunca seas la reina de las setas, porque para ser rey hay que ser mediocre y que los adormecidos paladares se sientan reconfortados ante la seguridad de lo discreto y reconocible. Tú, sin embargo, eres singular y generosa.

Ha llegado el momento de ponerse en cuclillas y frenar el tiempo. Otear los cercanos horizontes, y ellas se dejarán ver. Escondidas entre las hojas, abriéndose paso entre el musgo, solas o acompañadas.














A la vuelta, con las rodillas entumecidas, comprobamos que el sol está ganando la batalla. Las nieblas se refugian en el valle esperando la noche en que volverán a dominarlo todo.

Camino a casa, pensamos en lo acontecido; La pieza la hemos cobrado, una joya gastronómica llena nuestra cesta.





El esfuerzo ha sido grande y la Recompensa lo merecía, aunque no vuelva dentro de la cesta.

jueves, 10 de septiembre de 2009

CONTRAATAQUE

Fantástico sin duda el contraataque de hoy de ABC después del episodio de Rebelión Botellonil vivido en el municipio con más alta renta per cápita de España, Pozuelo de Alarcón, conocido por alojar a buena parte de los famosos de este país así como a gran número de ricos y poderosos hombres de negocios o, como a ellos mismos les gusta llamarse, las clases altas. De hecho, uno de los detenidos era nieto del Marqués de Feria (ABC 10-9-09). ¡Ay, estos municipales! ¿cómo se les ocurre fastidiarle el botellón al Marqués de Feria?

Aprovechando también las algaradas ocurridas en Lekeitio como respuesta a la retirada de fotos y carteles contra la dispersión, e ignorando deliberadamente la diferente naturaleza de una y otra lucha, tan distantes tanto por detonantes como por objetivos, no han tardado en saltar las voces omniscientes del “progerío” mediático español para reclamar para sí el virtuoso centro, ese nirvana político donde se juntan la paz, la felicidad y la sabiduría para, desde la paciente lejanía respecto a los radicales extremos (perdón por tanto epíteto, pero así queda más claro lo “indiscutible”) adoctrinar a las masas a cerca de cómo no decirle a nada que no, mientras tampoco le decimos a nada que sí, y así, que todo siga como hasta ahora que amíporlomenosmevademaravilla. ('leitmotiv' de los progreconservadores dominantes)

El caso es que las “clases altas” se han debido de sentir atacados y, claro, lejos de rehuir la batalla (nunca lo hicieron, aunque sólo fuera porque ellos nunca eran los que luchaban) pasan al contraataque: ABC publicaba hoy un artículo titulado: “Hombre, de izquierdas, ateo… y gamberro” con el subtítulo de Varón, de izquierdas y no creyente es el perfil del joven más tolerante con las algaradas callejeras y los enfrentamientos con la Policía, según el Injuve (dependiente del Ministerio de Igualdad)”
http://www.abc.es/20090910/nacional-sociedad/hombre-izquierdas-ateo-gamberro-20090910.html
El contenido del artículo pasaba a relatar algunos detalles más del estudio referido a 2008. Mi opinión es que con el único objetivo de darle algún empaque científico a la noticia y, en definitiva, permitirles dejar ese titular, que es lo único que la mayoría lee, que es lo único que permanece en la memoria, y que en este caso es lo que tranquiliza a las “clases altas” porque así confirman, tal y como ellos sabían, y ya olvidados del incidente que por pura diversión -y alcohol y seguramente otros estupefacientes de conocidos efectos enfervorizantes- han protagonizado los nenes, que los malos son los otros, o sea, los de izquierdas... Y no me tiren de la lengua porque si mis niños no estuvieran viendo a los rojos esos todos los días haciendo lo que hacen ¿eh? Seguramente no habrían aprendido a hacer estas cosas.

Por cierto, a los nenes los han castigado con que tienen que estar en casa a las 10 ¡y durante tres meses! Muchos de los padres han anunciado recursos y medidas ¿les comprarán una Comisaría casera para que la quemen en el hogar? ... Ya los veo en casa.... "nene, echa otro 'muni' al fuego, que seguro que ese ha votado rojo... ¿quieres que te compre la colección entera?"
Es lo bueno que tiene lo de ser creyente, siempre te queda el arrepentimiento: Una buena confesión, un par de avemarías y mañana, a pecar de nuevo!
A los ateos en cambio se les quedan estas cosas grabadas para siempre, y ya nunca podrán levantar cabeza. Encendamos pues la pira.